Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México
Discurso 58/2014
28 de julio de 2014
Saludos a todas las personas presentes, les agradecemos su presencia y queremos más que nada refrendar el compromiso que desde la Comisión de Derechos Humanos se sostiene en materia de seguimiento y documentación, pero sobre todo la atención preventiva de las agresiones que lamentablemente se sufren en nuestro país. No solo al ejercicio periodístico, sino a las y los defensores, que en ese ejercicio ven también amenazada su labor.
En este orden de ideas, es necesario fortalecer la atención a los perfiles de personas defensoras y periodistas que a razón de lo que ha atendido la propia Comisión, se identifican como personas defensoras y periodistas que viven en la ciudad y realizan en la misma su labor. Personas defensoras y periodistas que viven en la ciudad pero realizan sus acciones de periodismo o defensa fuera de la misma. Personas defensoras y periodistas que viven fuera de la ciudad, pero vienen a refugiarse a la misma derivado de las agresiones que han sufrido por ejercer el periodismo o el derecho a defender.
La Ciudad de México es un espacio especial, por su contexto plural, en el que las personas de este país ejercen el derecho a defender derechos humanos y la libertad de expresión con la finalidad de que se atiendan problemáticas que afectan a toda la federación, por ello su complejidad y compromiso de generar un mecanismo institucional que proteja a quienes ejercen estos derechos y así poder garantizar que toda la población esté informada y cuente con la posibilidad de defender los derechos humanos, sin poner en riesgo su vida o su integridad.
Este es el espíritu de la iniciativa de ley que hoy nos convoca. La de crear un mecanismo cuyo debido funcionamiento garantice el ejercicio de los derechos enunciados.
Este mecanismo que nace justo en esta ciudad donde se ha buscado reivindicar los derechos de todas las personas tiene grandes retos:
Frente a la experiencia de otros mecanismos de protección en los estados y del mecanismo federal, tiene el reto de recuperar aquellos aprendizajes y experiencias, tanto aquellos que ayudaron a la protección, como aquellos que a la fecha han quedado a deber.
El reto de brindar una protección integral, es decir, no sólo velar por su vida e integridad, sino por generar las condiciones para que continúen llevando a cabo su labor ejerciendo sus derechos plenamente.
En el caso de las personas periodistas y defensoras desplazadas, debe, a través de medidas de carácter social, dotarlas de las condiciones a corto y mediano plazo para integrarlos a ellos.
En su labor, las personas que defienden los derechos humanos y quienes ejercen la libertad de expresión, fomentan valores y prácticas democráticas, promueven el buen gobierno, una cultura de legalidad, la justicia, la paz y colocan por encima de todos los derechos la dignidad humana. Por ello, sus actividades deben impulsarse y protegerse.
La CDHDF reconoce todos los esfuerzos invertidos en ello, particularmente el compromiso de las Organizaciones de la Sociedad Civil que han abonado a la construcción reflexiva y crítica que hoy nos conduce a la creación de esta iniciativa de ley.
De ahí y lo más importante en el contexto que hoy nos convoca es que posicionemos a la Ciudad de México como el referente donde se pueden instaurar mecanismos que no partan de la simulación y el riesgo, mecanismos que no partan de acciones correctivas, sino de acciones preventivas, de visibilización, de atención inmediata y de mecanismos idóneos que doten a través de indicadores que se pueden validar con los mejores referentes internacionales y con las mejores prácticas en materia de derechos humanos para que realmente se pueda implementar en esta ciudad y ser el ejemplo a seguir en otras entidades donde desafortunadamente estamos en estado de alerta.
Por parte de la Comisión ponemos toda nuestra disposición en estudios comparados, todo lo que pueda generarse en esta convocatoria plural e incluyente para dotar de un instrumento que sea el idóneo. No estamos llegando a tiempo pero hay que atender el fenómeno porque finalmente sin libertad de expresión no hay democracia, sin libertad de expresión no hay derechos humanos.
