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Discurso de la Dra. Perla Gómez, Presidenta de la CDHDF, en la entrega del Reconocimiento Hermila Galindo 2016

Discurso 09/2016
8 de marzo de 2016

Buenas tardes a todas y a todos.

Agradezco la presencia de las Organizaciones Civiles, amigos y amigas, así como la presencia de defensoras y defensores de los derechos humanos.

Para mí es un gran orgullo el poder hacer entrega del Reconocimiento Hermila Galindo 2016a nuestras homenajeadas, por cuyo trabajo y trayectoria han sido reconocidas tanto a nivel nacional como internacional, en la defensa y promoción de los derechos humanos, en especial de los derechos humanos de las mujeres.

Saludo también las menciones especiales de Lourdes Vianney, y de Mujer y Medio Ambiente. Bertha (Cáceres) está más presente que nunca hoy. Y sigue indignando que ahora defender derechos cueste la vida. Cada nombre se recuerda, y cada nombre es una marca de indignación. Presente hoy al igual que todas aquellas y aquellos que por la valentía de su defensa ya no están con nosotros, pero siguen muy, pero muy presentes.

El conmemorar cada año el Día Internacional de la Mujer, es precisamente un acto de memoria, de lucha y de reconocimiento a la labor que miles de mujeres a lo largo de la historia alrededor del mundo han desarrollado para lograr el respeto de los derechos humanos de las mujeres, para lograr la equidad y para reivindicar la igualdad como un principio sustantivo y efectivo y no sólo formal.

Aunque existen muchas formas para que los derechos humanos sean exigidos y respetados, en esta ocasión reconocemos dos expresiones, que aunque diversas, mantienen un elemento en común entre ellas: el uso de la voz y de la expresión corporal como herramienta para la denuncia, la lucha y la exigencia de respeto a los derechos humanos.

Este año Las Reinas Chulas Cabaret y Derechos Humanos A.C., integrada por Ana Francis Mor, Cecilia Sotres, Nora Huerta y Marisol Gasé, -en su núcleo central- y por un amplio espectro de hombres y mujeres solidarias y comprometidas con las causas sociales, han sido reconocidas en la Categoría de Organización de la Sociedad Civil (OSC) por sus acciones permanentes en la defensa de los derechos humanos. Se les reconoce también por la innovación de sus piezas artístico-teatrales, cabareteras, de monólogos, de sátira política, de carpa tradicional, de musicales y de todas aquellas variaciones que en el género de la expresión artística y corporal han sabido utilizar para levantar la voz de la denuncia social, para hacernos ver esta cruda realidad con una sonrisa en los labios y para demostrar que aunque vivimos una grave crisis de derechos humanos, el buen humor nunca puede perderse.

El trabajo de Las Reinas Chulas no es sólo una expresión cultural o artística, ellas han decidido por vocación, convertir lo que hacen en una forma de vida, aprovechando cualquier oportunidad para dar la voz a las expresiones más diversas en torno a los temas políticos y sociales que nos preocupan como sociedad y que tienen poco eco en los medios tradicionales de expresión.

En sus 17 años de trayectoria, esta asociación-agrupación artística, ha logrado denunciar a través de su voz y de su cuerpo, muchas de las graves violaciones a los derechos humanos que se han cometido en nuestro país, sabiendo utilizar sus expresiones vocales y corporales como una vía para emitir los mensajes que quieren colocar en el público y que van dirigidos a generar una conciencia colectiva capaz de sumar su indignación y gritar un ¡ya basta!, de tanta violencia e impunidad.

Y es precisamente en este canal de comunicación que ellas usan, la voz y el cuerpo, en el que encuentran coincidencia con nuestra homenajeada en la categoría de persona, la maestra y defensora de los derechos humanos Norma Andrade.

Quienes hayamos escuchado hablar alguna vez a Norma Andrade, pero sobre todo reclamar y exigir sus derechos, sabrán que cuando Norma habla, los demás se callan, porque ella ha sabido también utilizar su voz para exigir sus derechos, para denunciar los actos de corrupción e impunidad, para exigir justicia por el feminicidio de su hija Lilia Alejandra y para seguir sumando otras voces a ese clamor que parece cada vez más fuerte, que retumba por todo el país y que pide justicia, verdad y reparación para las víctimas de las violaciones a los derechos humanos.

Pero además, y por extraño que esto pueda parecer, Norma también usó su propio cuerpo como una forma de expresar su resistencia y sus ganas de seguir viviendo y seguir luchando, cuando hace poco más de cuatro años sufrió un atentado en Ciudad Juárez y recibió cinco disparos a quemarropa, Norma no se rindió ni se dejó intimidar por ese sicario –que por cierto sigue libre- ni se dejó intimidar tampoco cuando tres meses después, ya en la Ciudad de México, otro sujeto desconocido quiso enterrarle un cuchillo en el cuello –sujeto que por cierto, también sigue libre-, por ello puedo afirmar que en ambos casos usó su cuerpo como una herramienta para defenderse, para seguir luchando y sobre todo para seguir viviendo.

Desde hace más de 15 años, Norma Andrade se convirtió en la voz de muchas familias que tenían a sus hijas desaparecidas o que habían sido víctimas de feminicidio precisamente en Ciudad Juárez, con esa voz y con su presencia, Norma colocó, junto con otras Organizaciones y personas defensoras de los derechos humanos, el foco de atención en lo que sucedía en aquella ciudad fronteriza, ayudó con sus denuncias y sus protestas a erosionar esos enclaves autoritarios que siguen permitiendo que la violencia feminicida sea una realidad lacerante en todo el país.

Las Reinas Chulas y Norma Andrade, juntas y separadas, se han convertido por todo ello en un referente de la lucha por la exigencia del respeto a los derechos humanos de las mujeres, se han convertido en una parte de nuestra conciencia social y en unas dignas ganadoras del Reconocimiento Hermila Galindo 2016.

Nuestras homenajeadas, han sabido mantenerse en el tiempo sin perder nunca el punto central de sus demandas, exigiendo en todo momento alto a la violencia contra las mujeres, alto a la violencia feminicida, alto a la violencia institucional que permite que la desigualdad y la inequidad sigan inmersas en nuestra sociedad, pero sobre todo, porque han sabido inspirar a muchas personas más para que se sumen a estas mismas demandas y para que juntas y juntos exijamos: ni una más, pero también, ni una menos.

La labor de defensa y promoción de los derechos humanos decía hace un momento, tiene muchas expresiones para lograr su cometido, por ello, desde esta Comisión asumimos el compromiso para que las autoridades de esta Ciudad garanticen los presupuestos necesarios para la promoción de las expresiones culturales y artísticas como las ejercidas por estas talentosas cabareteras, para que garanticen la apertura y permanencia de espacios diversos donde puedan escucharse estas y otras voces que constantemente levantan sus denuncias de una manera creativa e innovadora.

Y desde luego nos comprometemos también, para que las autoridades garanticen las condiciones de seguridad y libre ejercicio profesional a las y los defensores de derechos humanos, en particular, nos comprometemos a apoyar a mejorar las condiciones en las que Norma Andrade sigue ejerciendo de manera cotidiana su labor en pro de todas las mujeres de esta Ciudad y de este país.

La violencia que se ejerce desde el poder, hoy permite la desaparición, los feminicidios, la prostitución y la trata de niñas y mujeres, colocando a nuestros cuerpos como si fuesen objetos o mercancías, esa violencia estructural es a la que se enfrentan desde hace casi dos décadas tanto las Reinas Chulas como la maestra Norma Andrade.

Y es precisamente esa violencia estructural contra las niñas y las mujeres, la que coloca obstáculos en su camino, ya sea a través de recortes presupuestales o negación de recursos, o a través de amenazas, balazos e intimidación.

Por ello es importante que estemos reunidas y reunidos el día de hoy aquí porque tenemos que levantar nuestra voz para denunciar que esa violencia de género arrebata vidas, arrebata ilusiones, y destruye proyectos familiares y personales, pero también para recordar que esa violencia nunca podrá arrebatarnos la esperanza, para recordar lo que dijo Bety Cariño –otra defensora de derechos humanos asesinada en el año 2010- “hay que sembrar sueños para cosechar esperanzas”.

A nuestras homenajeadas, mi más sincero reconocimiento, mi admiración y mi respeto por su trayectoria, por su trabajo y por su compromiso, a ellas, les agradezco que estén aquí y que reciban el Reconocimiento Hermila Galindo 2016, y les pido que cada quién desde nuestros espacios, sigamos sembrando sueños y cosechando esperanzas hasta lograr un mundo en donde las mujeres podamos vivir libres, plenas, felices y sin violencia, se los pido a nombre de todas las mujeres a las que han ayudado y por las que seguirán ayudando en un futuro, a nombre de ellas les agradezco por todo lo que nos han aportado y enseñado. En verdad Muchas Gracias.