Boletín 134/2012
12 de abril de 2012
· Participarán Humberto Padgett y Eduardo Loza, autores del libro “Los muchachos perdidos”
La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) será la sede del Conversatorio: Adolescentes en Reclusión en el Distrito Federal, en el que se analizará el contexto en el que se gestaron las trayectorias delictivas de adolescentes y jóvenes en conflicto con la ley, actualmente internos en las Comunidades para Adolescentes del Sistema Penitenciario capitalino.
El libro “Los muchachos perdidos” es el eje sobre el cual se desmenuzarán los factores que permiten y propician que, en un contexto donde tampoco el Estado ha procurado responder a las demandas educativa y de empleo, por mencionar algunas, de las y los jóvenes en el Distrito Federal, señaló el Coordinador de Vinculación Estratégica de la CDHDF, Leonardo Mier Bueno.
En el Conversatorio intervendrán el Ombudsman capitalino, Luis González Placencia; la Segunda Visitadora General de la CDHDF, Rosalinda Salinas Durán; y se contará con la participación del periodista y autor de “Los muchachos perdidos”, Humberto Padgett, además del fotógrafo Eduardo Loza.
La cita es el próximo lunes 16 de abril, a partir de las 10:30 horas, en el Auditorio “Digna Ochoa y Plácido”, ubicado en la sede de la CDHDF, en Avenida Universidad 1449, colonia Florida, Pueblo de Axotla.
El Conversatorio tiene como propósito analizar las condiciones de reclusión de los adolescentes en conflicto con la ley, identificar las condiciones en las que se encuentra el sistema de justicia y ubicar desde la perspectiva de Humberto Padgett y Eduardo Loza sobre su quehacer al documentar las historias de vida de esos adolescentes.
“Tenemos una generación de muchachos que, en lugar de ser la oportunidad del país para convertirse en el bono demográfico que le permita fomentar el empleo, la educación y el desarrollo, se han convertido en 8 millones de jóvenes sin empleo, sin educación, a quienes el crimen organizado ha insertado a través de actividades informales”, advirtió.
Y no es que las y los jóvenes y adolescentes constituyan un problema, aclaró Mier Bueno, sino que el Estado no ha podido dar respuesta ni solventar o cubrir la demanda en materia de educación para que no tengan que buscar otras alternativas de vida.
Dijo que el reto es mayúsculo en un escenario en el que el modelo de que “si estudiabas eso ya te garantizaba un empleo estable y bien remunerado, quedó rebasado: “Ahora ya no puedes prometer eso, porque aún con una licenciatura terminan ganado 4 mil o 5 mil pesos”.
Es en ese marco, donde se propicia el caldo de cultivo que permite ofertas en el mundo informal de la criminalidad: “Es preferible arriesgarse y vivir poco, pero bien; que someterse al sistema educativo tradicional y acabar como sus padres, que viven viejos y fregados, en la precariedad”.
Es precisamente la experiencia de Padgett, señaló Mier Bueno, la que nos permite enfocar desde otro punto de vista para la Comisión, asomarse a los antecedentes de vida, de dónde vienen, qué fue lo que los llevó a estar ahí y qué futuro les espera cuando salgan de esos centros de reclusión.
LOS MUCHACHOS PERDIDOS
El texto reúne historias como la de El M, al igual que El Banda, El Pequeño, El Kiko y El Sayayín, jóvenes-casi-niños que a través del homicidio, secuestro, robo organizado y venta de drogas creyeron poder alcanzar sus sueños de dinero, lujo, respeto y poder.
Los testimonios, desde el encierro de los jóvenes en centros capitalinos, muestran sus relaciones familiares y comunitarias, sus acciones criminales y lo que consideran sobre sus propios actos, y están complementados con imágenes de Eduardo Loza.