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En CDHDF, diversas religiones coinciden en la búsqueda del bien común y el respeto a los derechos humanos

Boletín 89/2019
25 de mayo de 2019

La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) albergó la Primera Jornada por la Diversidad Cultural 2019, sobre Diversidad Religiosa, convocada por el Movimiento Nacional por la Diversidad Cultural de México (MNDCM).

La Jornada tuvo lugar en la sede de la CDHDF, en su calidad de Secretaria Técnica del MNDCM, y en el marco del Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo (21 de mayo).

En la Mesa 1, Rebeca Montemayor, Pastora de la Iglesia Bautista, se refirió al estigma a que son sujetas las personas que del catolicismo pasan a profesar otra fe y son llamadas ‘convertidas’ o ‘hermanos separados’ y se pronunció por subrayar el ecumenismo; es decir, las coincidencias fundamentales de las iglesias.

La Iglesia Bautista nació en México en el siglo XVI, dijo, bajo principios teológicos, de los cuales destacó tres, por su sentido social: el gobierno congregacional-democrático, que significan autonomía y democracia, sin obispos ni jerarcas que rijan a las iglesias comunitarias.

La libertad de conciencia, otro de los principios, explicó, tiene qué ver con la decisión de cada sujeto para creer o no en algo, dentro de una iglesia de misión que proclama el Evangelio para que las personas transformen sus vidas, pero sin coaccionar sus derechos.

El tercer principio, señaló, es el de la separación de las iglesias del Estado, para que éste sea Laico y garantice efectivamente la libertad de conciencia, de culto o para ejercer o no una fe: “Para que nuestro proselitismo evangelístico no violente el derecho de las otras personas”.

Esos principios, explicó, le han permitido trabajar en temas sobre Derechos Humanos: “Dios nos ha creado con la libertad de decidir y tomar opciones. Mi compromiso ecuménico es con la paz, la lucha por los Derechos Humanos de las Mujeres, la No Discriminación, la Equidad y la Inclusión”.

Miguel Ángel Solórzano, de la Iglesia Luterana de “El Buen Pastor”, y migrante de El Salvador, expresó su alegría por compartir con personas que profesan otra fe en un espacio de respeto: “Creo que es tiempo de responder a quienes creen que la diversidad religiosa trae problemas, de dar testimonio de cómo eso es más bien una enorme riqueza, pues abona a la reconstrucción de paz y del tejido social”.

Reconoció la diversidad de posicionamientos dentro de las corrientes con respecto al ecumenismo, a la ordenación de mujeres o a la diversidad sexual. Por eso, insistió, no puedo hablar por toda la Iglesia, sino por la congregación a la que pertenezco y que nació en un contexto de guerra, persecución y violencia en El Salvador de los años 70-80.

En tanto, Arturo Carrasco, sacerdote de la Iglesia Anglicana, se pronunció por un Estado Secular y no precisamente Laico-Romano-Tridentino. Lo laico en la Iglesia Católica se refiere a la feligresía, cuestionó: “¿Dónde está el Estado laico? Es complejo, es volátil, sutil y complicado”.

Ante las expresiones actuales de discriminación, llamó a hacer posibles las palabras del sacerdote anglicano, Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz 1984, para vivir “El Reino de justicia, de compasión, de preocupación por los otros, y de compartir (…), donde los hijos de Dios, negros, blancos y amarillos, vivirán como miembros de una sola familia, la Familia Humana, la Familia de Dios”.

En la Mesa 2, Marcos Jalif, Director Ritual de la Comunidad Judía, lamentó que la discriminación no prive sólo en la sociedad mexicana, pero que dentro de su Comunidad, Be-Tel, enfrentan como una prueba del Creador para trascender hacia un estado realmente humano.

Se pronunció por la inclusión tanto dentro como fuera de sus Comunidades, Sinagogas, escuelas y casas, ya que “La discriminación en las redes sociales es terrible: tenemos intelectuales, politólogos, artistas, caricaturistas abiertamente antisemitas y esto es lo que nos debe alarmar”.

Por su parte, Isa Rojas, de la Comunidad Musulmana, dijo que el Islam prohíbe imponer la religión sobre cualquier persona, por lo que no existe coacción ni se puede usar la fuerza para convertir a otros.

“El Islam es la sumisión total a Dios. El musulmán no quiere hacer daño a nadie, ni con su mano ni con su lengua”, señaló.

Radha Kanti, de la Comunidad Hindú, se pronunció porque se pondere el interés personal para profundizar en “¿Quién soy yo? ¿Qué hago aquí? ¿Cuál es el propósito de mi existencia?” para una convivencia armoniosa con el resto del mundo.

Beantpal Singh, de la Comunidad Sikh, señaló que la discriminación en México tiene como principal causa la falta de información: “No es posible que alguien que ya cursó la secundaria no sepa de las seis religiones más importantes. El idioma es parte de la cultura, es importante fomentar y cultivar las raíces”.

Señaló que existen normas discriminatorias, como la que le exige que para obtener un documento oficial, debe quitarse el turbante y rasurarse el bigote, aún cuando son los musulmanes quienes han sufrido más por el terrorismo: “Los medios de comunicación deben tener cuidado con las imágenes que utilizan, para que no se fomente la discriminación”.

Alan Murillo, Representante de la Casa Tíbet en México, dijo que el budismo no propone la idea de un Dios, pues eso lo deja a cada quien, ya que el Buda no es un sustantivo, sino un adjetivo.

“La ignorancia, la confusión, el no saber lo que es real; nuestros conceptos, nuestras discriminaciones, nuestras diferentes percepciones, son lo que generan todos nuestros problemas”, finalizó.

Ignacio Cuevas, Coordinador de Iglesias del Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS), y analista del Observatorio Eclesial, fungió como moderador.

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