miércoles , 25 septiembre 2024

Discurso de la Presidenta de la CDHDF, Nashieli Ramírez Hernández, en el homenaje a Adriana Luna Parra, en el marco del Día Mundial de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato a la Vejez

Discurso 54/2018
27 de junio de 2018

Bienvenidas, bienvenidos a esta su Comisión. Me da mucho gusto estar aquí con Adriana, con Graciela, con Clarita, con Gaby. En este espacio me da muchísimo gusto verlas y verlos aquí reunidos, para lo que ahora nos convoca.

Para la Comisión de Derechos Humanos es siempre un placer recibirlas y recibirlos. Sin embargo, es hoy un gran honor podernos encontrar en el marco del Día Mundial de la Toma de Conciencia del Abuso y el Maltrato a la Vejez, para hacer un merecido reconocimiento a la trayectoria de una mujer incansable, invencible, inquebrantable, que ha dedicado su inteligencia, amor, y sensibilidad y pasión a la lucha por el feminismo, por los derechos humanos y a reivindicar el innegable valor social de las personas mayores.

Haciéndonos un llamado de atención constante para no dejar de ver sobre todo a las mujeres mayores, a las cuales ella dignamente representa. Adriana Luna Parra, sicóloga de formación, defensora de derechos humanos por convicción. Querida, muy querida Adriana, el día de hoy te quisimos sorprender. Sabemos que pensaste que nos encontraríamos para realizar un foro por los derechos de personas mayores.

Nos encontramos por una mejor razón; para convocarte y abrazarte con el único objetivo de darte las gracias. Gracias por no dejar de insistir, por pelear cada espacio, por cada batalla hombro a hombro con nosotros y con muchas otras personas, que al igual de quienes hoy pudimos estar aquí admiran y respetan tu trabajo, tu vida y han aprendido de tu caminar.

Para esta Comisión de Derechos Humanos has sido y seguirás siendo un ejemplo de lucha, una aliada constante a través de espacios como el Comité Intersectorial México por la Convención de los Derechos de las Personas Mayores y de muchos otros, que desde la formalidad institucional o la informalidad de los cariños que también has sembrado entre nosotras.

Compartimos en esta lucha que no termina, que cada vez es más grande y de la cual mujeres como tú van abriendo brechas.

Esta es pues, mi querida Adriana, un espacio dedicado a ti para reconocer tu amorosa lucha que has sembrado ya en muchas personas la esperanza de una vida más digna, de un envejecimiento placentero, activo y sin violencia.

Te reconocemos a ti como mujer mayor, como mujer de paso firme que en su caminar va dejando huella. Bienvenida a este tu homenaje querida Adriana.