lunes , 23 septiembre 2024

Discurso de la Doctora Perla Gómez Gallardo, Presidenta de la CDHDF, en la ceremonia del Día Internacional de la Protección de Datos Personales, realizada en el Museo Memoria y Tolerancia.

Discurso 003/2015
29 de enero de 2015

Gracias por la invitación para participar esta mañana en este importante evento, me permitiré darles el mensaje de mi intervención en el Día Internacional de la Protección de Datos Personales y me disculpo porque estamos justo en el acompañamiento por la lamentable explosión en el Hospital de Cuajimalpa y estamos dándole seguimiento por parte de la Comisión.

Reitero el saludo al Honorable presídium y agradezco la invitación para participar en este importante evento y así contribuir desde la perspectiva de los Derechos Humanos al análisis de los datos personales de los distintos elementos relacionados con su protección.

Para poder hablar sobre los datos personales y sobre la privacidad es necesario que comprendamos que ambos conceptos se encuentran estrechamente vinculados con el de intimidad, la cual es un derecho garantizado desde los principales instrumentos universales de protección a Derechos Humanos, pero cuya materialización hoy en día exige un equilibrio entre el derecho a la intimidad de la persona y los avances del mundo de las tecnologías y la información y la comunicación.

En este sentido, desde la doctrina internacional, el concepto de protección a datos personales ha ido evolucionando, en un principio se concibió como una interferencia al derecho a la vida privada del individuo, pasando a la libertad de rechazar u oponerse al uso de información personal, hasta llegar a la supervisión del uso de los datos personales.

Es así como se configura en México lo que ahora conocemos como derechos ARCO, es decir un medio de preservar la identidad, la dignidad y la libertad, conocido como el derecho del individuo a quedarse solo y a la autodeterminación informativa.

Debemos entender que si bien en el ámbito nacional hemos logrado la reglamentación de este derecho, el camino aún es largo para alcanzar su plena realización, ya que la protección de datos personales solo es posible a través de una cultura de difusión sobre sus contenidos.

Como ejemplo, en nuestra vida diaria es común contratar servicios o adquirir bienes proporcionando datos personales, al contratar televisión de paga, al hacer el supermercado, pagar la gasolina, en todo momento, a través de cuestionarios, encuestas o promociones, proporcionamos y cedemos datos personales que van desde el teléfono, nombre y  dirección, y hasta datos de verdad sensibles. En otras palabras las personas solemos desconocer el marco de protección de nuestros datos personales y pocas veces reparamos en para qué necesitan esos datos, a dónde van a parar, cuánto tiempo los van a resguardar o si los van a comercializar.

El problema está en que cada quien, proporcionamos un dato personal, sin la información adecuada, sin la conciencia debida y cedemos parte de nuestra privacidad.

Ahora bien, si a este ejercicio de ceder privacidad por falta de cultura de protección, le añadimos el componente del uso de las nuevas tecnologías y las redes sociales, podemos imaginar la facilidad con la que viaja la información y sus alcances a lugares desconocidos.

Las redes sociales representan una oportunidad para las instituciones públicas de acercarse más a las personas, pero también representan un reto para la protección de datos personales de las y los particulares.

Por ejemplo, pensemos en una de las redes sociales más populares, como Facebook, según datos de la propia empresa, Facebook cuenta actualmente con un aproximado de mil 320 millones de usuarias y usuarios, siendo México el quinto mercado más importante para la compañía digital, al tener cerca de 50 millones, que cotidianamente comparten fotografías, ubicación, status, conversaciones, opiniones, relaciones personales. Todo de forma pública.

La idea en sí, no es mala. El problema es la forma como se lleva a cabo el proceso. Y es que Facebook tiene la más irregular forma de protección de la información en sus políticas de privacidad. Esta empresa digital resguarda de sus usuarios datos como antiguos mensajes borrados, todos los “me gusta” o likes, como su actualización, incluyendo los eliminados, peticiones de amistad denegadas, fotos eliminadas y números telefónicos de los celulares desde dónde se ingresó a ese Facebook.

Imaginemos toda esta información recabada de 50 millones de mexicanas y mexicanos.

Es justo aquí en donde me gustaría hacer hincapié sobre la importancia de que existan recursos legales y la salvaguarda de las instituciones, pero ¿acaso no sería más valioso preparar a la población para la protección de sus datos personales?

¿Cuáles son los costos de que la información privada caiga en manos desconocidas? Es necesario que se dé un avance, un nuevo paso en la cultura de los Datos Personales, se encamine a la prevención, a que los titulares de los datos entiendan de la importancia de los mismos y que los protejan a partir de su propia discreción.

Asimismo, desde el ámbito de las instituciones públicas, es necesario que entendamos que si bien la protección de Datos Personales se encuentra muy vinculada con el ámbito de las tecnologías, no debemos perder de perspectiva que vivimos en un país donde la mayoría de la población no tiene acceso a ellas. Por lo que las políticas públicas que emprendamos en la materia no pueden estar enfocadas solo a medios electrónicos, de otra manera estaríamos dejando de lado a un gran porcentaje de la población que cede sus datos a otras maneras además de la tecnología.

De nuevo, el conocimiento y la enseñanza resultan las piezas angulares de un derecho humano como éste. Es nuestro deber como autoridades, como especialistas en el tema, como defensores de derechos humanos, difundir y capacitar a la población en este tema. El reto es mayúsculo, pero imperativo. Tenemos un compromiso por delante, pero siempre debemos comprender que lo privado que se hace público, no regresa a ser privado. Muchas gracias.