domingo , 12 mayo 2024

Palabras de la Doctora Perla Gómez Gallardo, Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, en la Inauguración del Foro “VIGILANCIA, PRIVACIDAD Y CIUDADANÍA DIGITAL”

Discurso 91/2014 
28 de octubre de 2014

Gracias, buenos días a todas y todos. Distinguidas y distinguidos miembros del presídium, Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) que nos acompañan y público en general aquí presente. Para la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) es un honor participar en el Foro Vigilancia, Privacidad Y Ciudadanía Digital, cuyo objetivo es impulsar mecanismos para que la ciudadanía pueda conocer, proteger y ejercer su derecho a la privacidad y a la protección de sus datos personales.

Nos encontramos en una época en donde diversos acontecimientos, movilizaciones y hechos históricos no podrían pensarse sin la existencia de Internet y de las redes sociales. Este universo de información, con el transcurso de los años, ha transitado de una fuente de información, entretenimiento y datos, a un instrumento de movilización y de difusión de información ciudadana. Ejemplo de ello son las cifras presentadas este año por Twitter, en donde señala que cuenta con 271 millones de usuarias y usuarios. Por su parte, Facebook arroja un número aproximado de usuarias y usuarios entre los mil 320 millones.

Aunado a estas cifras, se acuñan términos como “revolución Twitter” y “revolución Facebook”, convirtiéndose en una incidencia social, gracias a los acontecimientos como los que marcaron al mundo árabe a finales del año 2010 e inicios del 2011.

De acuerdo con Reporteros Sin Fronteras: “Facebook y Twitter funcionaron como una caja de resonancia, transmitiendo y amplificando las frustraciones y reivindicaciones de los manifestantes. También permitieron al resto del mundo seguir en directo los acontecimientos, pese a la censura. El papel de los teléfonos móviles fue crucial en este contexto. Los periodistas ciudadanos alimentaron con imágenes los sitios donde se comparten fotos, videos, así como los sitios de streaming”.

Con ello, podemos observar cómo el enfoque participativo de las y los ciudadanos, se va revolucionando y supone una necesidad de mejorar la relación entre sociedad y gobierno, para afrontar los desafíos que cada vez se plantean más complejos.

De esta manera, el fundamento de la democracia participativa es la ampliación del concepto de política, a través de la participación ciudadana y de la deliberación en los espacios públicos; es decir, la democracia como un sistema articulado de instancias de intervención de las y los ciudadanos en las decisiones que les conciernen y en las vigilancias del ejercicio del gobierno.

Con los acontecimientos de la denominada Primavera Árabe nos comenzamos a acercar a la materialización de lo que podemos llamar Ciudadanía Digital: ciudadanía que exige, se moviliza y participa constantemente de manera digital en el rumbo de la política, tanto nacional como mundial.

Pero, ¿qué pasa cuando este instrumento, utilizado en algunos lugares, para crear espacios de libertad que no existirían de otra manera, es “vigilado”, “seguido” y “monitoreado” por el propio sistema al que le exigen? O peor aún: ¿qué sucede cuando el “monitoreo” se realiza a las personas y no a los movimientos?, con las múltiples finalidades que ustedes se imaginen.

Un ejemplo de los datos personales y la privacidad de las personas que actualmente se encuentra en la red, lo podemos ver con el caso de Max Schrems, estudiante austriaco de Derecho, de 24 años, quien en julio de 2011 solicitó a Facebook una copia de todos los datos que tenía almacenado en su perfil, con base en la Directiva europea 95/46/CE, la cual garantiza el acceso de cualquier ciudadano a sus datos. Facebook, en respuesta, le entregó un CD con más de mil 200 documentos en PDF. Entre las cosas que le proporcionó, fue un control de: Cada vez que un usuario ingresa y sale de la página; Antiguos mensajes borrados; Estatus en mensaje en el muro); Transcripciones de chats que fueron eliminados; Cada uno de los mensajes privados del muro, fotos y de chat, incluyendo los que fueron eliminados por el autor; Todos los “Me gusta” o likes, con geolocalización, posts, pokes, incluyendo los eliminados; Peticiones de amistad denegadas; Fotos eliminadas; Última ubicación geográfica.

Además, Facebook con geolocalización recopila la ubicación geográfica con coordenadas específicas, fecha y hora, desde donde usaste tu cuenta por última vez; Todos los cambios que le hizo a su nombre, con fecha y hora; Números telefónicos de los celulares donde ingresó a su Facebook; y Todas las IPs de computadoras donde ingresó a su Facebook; Notificaciones de eventos a los que quiso asistir y otros a los que no. Entonces, la delgada línea entre Datos Personales; y léanse por favor la Cláusula de Confidencialidad de Facebook, que es la más leonina que se pueden encontrar, porque están cediendo su intimidad.

A ese nivel, en la falta de fiscalización es que necesitamos reflexionar ampliamente. Y, imaginemos que esta información llega a manos de quienes se sienten incómodos con la participación de la Ciudadana Digital. Por un lado, tenemos un motor de participación ciudadana e instrumento de poder del individuo; y por otro, el riesgo latente y real, del mal uso de los datos personales y de la vida privada.

En ese contexto es que surge la necesidad de una Cultura del Uso de los Datos Personales, una regulación clara que proteja a las y los usuarios de esta Comunidad Digital, una educación dirigida a las y los ciudadanos para proteger y vigilar sus datos personales y una concientización colectiva de esta situación.

Como autoridades y como ciudadanas y ciudadanos, debemos entender que las reglas del juego han cambiado, que tenemos la obligación de incentivar esta participación ciudadana; pero sobre todo, debemos dotar de las herramientas suficientes, para que la ciudadanía esté consciente de cómo proteger, y vigilar sus datos personales y su vida privada.

Estamos conscientes, de que un mal uso de los datos, existe y es real, por ello nuestra función, y la función de nuestros colegas del INFODF, y la de todos los actores involucrados, es crucial para detonar la proliferación y participación de la Ciudadanía Digital, sin dejar a un lado la protección de la vida privada y datos personales.

Cualquier medio de democratización es bienvenido. En nuestras manos está utilizar este poder tan directo, a fin de contribuir al ejercicio de una Ciudadanía Digital responsable, participativa e incluyente. El reto no es menor, pero creo que con este Foro damos los pasos sólidos para reflexionar, eso sí, sin censura previa, jamás, en una sociedad democrática. Muchas gracias, les dejo este mensaje de bienvenida y les permito continuar con la mesa. Saludos.