viernes , 2 junio 2023

Palabras de la Doctora María Isabel Belausteguigoitia, Directora del Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM, en la presentación del Libro «Pintar los muros. Deshacer la cárcel», en la Sala «Cecilia Loria» de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal

Transcripción 025/2014
8 de mayo de 2014

Buenos días, muchísimas gracias, Perla, Marta, Luis Alberto, muchísimas gracias por estar aquí, gracias a la audiencia por venir a la presentación de este libro que salió hace unos meses y que representa la experiencia de muchos años en territorio, en cárceles, particularmente en la cárcel de Santa Martha Acatitla, con algo muy particular que es justamente tomar las paredes de aquello que encierra a las mujeres y lo que las encierra desde luego son los muros grises, pero también son muchas otras cosas, no..

Un sistema de justicia ciego que es de lo que quiero hablar, hemos hecho un libro gordo, grande, colorido que lo abres y no te queda más que ver, y es lo que queremos, queremos que los jueces y las juezas, vean, porque ser mujer no garantiza nada eh.. garantiza representación, que las niñas chiquitas vengan y digan, mira esa es jueza, esa es doctora, mira esa es arquitecta, pero luego en la forma de ejercer la justicia y la forma de ver o no ver, o de castigar como pecado los delitos, o toda esa gama, ese menú, lo voy a decir con todas sus letras, patriarcal.. es en el sistema de justicia mexicano donde yo acabé, lo había entendido desde niña, no, las mujeres entendemos lo que es el sistema patriarcal muy pronto, yo lo entendía desde que me movía y tenía que cuidarme el movimiento era siempre protegido, la faldita y que no se me viera nada, lo entendemos el sistema patriarcal desde muy jóvenes, pero ahora a mis más de 50, integrándome, tomando los muros de las cárceles, subiéndome a andamios, manchándome de pintura con las internas de Santa Martha, con nuestras presas, que así me dijo Edith que le gustaba que le dijeran, no les gusta que les dijeran “mujeres en estado de reclusión”,  o que les digan internas, solo nuestras presas.

Con nuestras presas me he dado cuenta de la magnitud de la presencia, de modos de ser prácticas, de imaginar los patriarcales en el sistema de justicia. Y hay patriarcados protectores, y hay patriarcados castigadores y patriarcados de muchos tipos. Pero lo que nos hemos dado cuenta es cómo funcionan estas ideas de mujer y estas funciones de buena mujer y mala mujer. Es un sistema binario de ese patriarcado judicial, de cómo funciona, tan simple que es impresionante constatarlo, cómo tienen enfrente a una mujer compleja, como el caso Karen del que va a hablar Luis Alberto, es una mujer compleja, una mujer de 20 años, una mujer de extracción social bajo, medio bajísimo que tiene desde luego previsible una relación amorosa, también bastante previsible una no buena elección amorosa, tenemos ya investigaciones de las no buenas elecciones amorosas de nuestras mujeres jóvenes con violento, que no empieza violento, que se hace muy violento y hay un asesinato de parte de su bebé, de su niña y a ella la inculpan por no hacer nada.. Y además la inculpa la juez, la inculpa porque cuando la catearon y la estaban cateando y manoseando y agrediendo, ella se defendió. Y la juez le dice: “ah, cuando se trata de tu cuerpo te defiendes, pero cuando se trata del cuerpo de tu hija, zaz, no la defiendes, zaz, 32 años”.

Hay en nuestro sistema judicial, no quiero decir en todos, hemos sido apoyadas por la Ministra Sánchez Cordero, hemos sido apoyadas por Magistradas y Magistrados, pero hay un sistema binario de buenas y malas mujeres que tiene tomada la mentalidad de los jueces, nosotros tomamos las paredes de Santa Martha, las llenamos de relatos de color y de relatos complejos, de relatos múltiples, de relatos abismales, de relatos que pudieron hondanar las paredes de la cárcel para que los jueces vean y de hecho queremos hacer una invitación, que luego ya la vamos hacer con toda la parafernalia, lo que le vamos a llamar los “tour jurídicos”.  Vamos a ver, nos van a ayudar algunas Ministras, nos van a ayudar algunos jueces de la Suprema Corte, queremos tours de jueces y juezas que vayan desde la Suprema Corte con Rafael Cauduro, porque de ahí nos inspiramos también, este proyecto que se llama “Mujeres en Espiral” , Sistema de Justicia, Pedagogías nuevas en resistencia y perspectiva de género, es un proyecto que conjuga arte, justicia y género, pero que parte muchísimo de los muros y parte de esta porción tan identitaria mexicana que es el muralismo, que tiene por objeto transformar, cambiar, educar y también conmover, poner en formato monumental épicas, no, nuestra revolución.

Ahora lo que nosotros hemos hecho adentro de la cárcel, apoyadas por Perla Gómez y la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, que nos ha apoyado muchísimo, no solo con becas, sino con eventos como este y más. En el Instituto de las Mujeres también Lorena Cruz nos ha apoyado,  la Doctora Leoba Castañeda nos ha apoyado también,  Marta Lamas no ha apoyado mucho también, ha creído mucho en este proyecto, lo que hemos hecho nosotras es combinar arte, justicia y género. Pero lo hemos combinado, lo hemos torsionado y lo hemos hecho girar también y lo hemos desviado de este sistema patriarcal tan absolutamente estructurado, sistema patriarcal que es sumamente complejo, simple porque es binario, buenas y malas, pero muy complejo en su forma de operar y en sus canales y en sus vínculos comunicantes. Llegamos a la cárcel y desde ahí hemos tomado las paredes, y hemos puesto a estas malas mujeres, porque bueno, todas de alguna manera están ahí porque fallaron en su pacto de ser buenas mujeres, de alguna manera fallaron, ya nos contará Luis Alberto como falló Karen, nosotras lo que queremos con este libro es darles a los jueces y las juezas la posibilidad de mirar, no se Marimar si pasaste (la imagen) y porqué, si no te he dicho que la pasaras…(muestran imágenes del proceso de pintar los muros en Santa Martha Acatitla…miren ahí está Cácaro)…lo que tenemos ahí es la mano de una de las internas en una imagen monumental, que es la toma de las paredes y vean ustedes esa es una apreciación que tiene que ver con la perspectiva, con la perspectiva de género y esa perspectiva es elevarse sobre esas paredes, que te quitan la visibilidad y te la interrumpen, para ver a través de una pared y que tienes o que hacerle un hoyo o que subirte hasta arriba y las mujeres al pintar los murales hicieron las dos cosas.

Primero empezaron diciendo que lo que soñaban era elevarse sobre esas paredes, a veces unas soñaban pararse arriba de esas paredes, bueno lo logramos con el apoyo de la UNAM y en principio del Programa Universitario de Estudios de Género hasta hace un año, estuvimos facilitando andamios, talleres, muralistas, pintores a las mujeres, a nuestras presas en Santa Martha para que ellas pudieran figurarse algo superinteresante que estaba además pasando en paralelo en las paredes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, haber ¿Quién sabe qué estaba pasando en 2009 en la Suprema Corte de Justicia de la Nación del orden del arte en sus paredes de murales? ¿Qué estaba pasando,  quién sabe?.. Estaban pintando murales en sus paredes varios artistas, a nosotros nos interesaba Cauduro porque estaba pintando “los pecados de la justicia”, estaba pintando lo que él llamó historia de la justicia pero a través de sus omisiones, a través de sus abismales injusticias y lo estaba pintando ahí, a la par las internas de Santa Martha estaban pintando su historia de la intimidad, su historia de la reclusión pero antes de entrar a la cárcel, su historia de la violencia, pero también de ese amor que es absolutamente entregado y que acaba muchas veces en asuntos de violencia muy complicados de manejar.

Entonces lo que este libro quiere hacer más que otra cosa, es quitarle la venda a la justicia. Hay una especie de orgullo de que la justicia debe ser ciega, me parece absolutamente incomprensible, cómo se puede tener orgullo de la ceguera. Acuérdense de la justicia con los ojos vendados,  eh también la justicia está desnuda, está con los pechos al aire con una antorcha, ahí también es esta idea de que las mujeres, como que la justicia ofreciendo nutrir, ofreciendo, la justicia es más que ese cuerpo, hay que ponerle una blusita a la justicia, así una blusita de acción y esa antorcha que va a iluminar, la justicia tiene que estar en el día, tiene que movilizarse, mirar y tener en la mano, si se puede, un pincel para ir a pintar con las presas o si se puede acercarse, a esa distancia que garantice objetividad, también una distancia que a nosotras nos parece que simbólicamente y prácticamente, los jueces y las juezas y el sistema de justicia tendría que acercarse a ver a las mujeres que están juzgando porque las juzgan con paradigma absolutamente simple cuando sus vidas son completamente difíciles y complejas.

Quiero terminar recordando a Octavio Paz con algo que alguna vez dijo con sus epígrafes, con sus notas al píe, diciendo que él respondía a un llamado y lo que hicimos pues con este libro es responder a un llamado y ese llamado es una atracción irrefrenable a hacer algo. Cuándo alguien te hace un llamado es algo que te empuja a hacer; es una cita impostergable con algo y nosotros pensamos que en este momento de tanta violencia, la cita impostergable es con nuestras mujeres y es en estos espacios invisibles y abandonados que son las cárceles porque es donde se decantan todos los errores de la justicia. Es completamente estratégico estudiar las prisiones hoy, son los lugares más difíciles de estudiar, te expulsan. A las mujeres las meten facilísimo, pero si tú quieres entrar a hacer cosas es una serie de procesos complejos. Los procesos adentro, jurídicos, son procesos incomprensibles y complejos. Entonces quedarse, tener ese llamado para empujar y quedarse ahí es algo también que nos interesa, el llamado también es traer hacia si una cosa también inclinar, queremos hacer ese llamado, el libro no es solamente para jueces o para juezas, el libro es para el público en general, pero quisiéramos muchísimo que las juezas y los jueces que lo tienen en sus manos vieran, se acercaran, olieran, casi, casi, el libro si lo tocas  y te pintas de verde, de rojo y de colorado, de un espacio que es completamente gris. Queremos que los jueces se pinten de colores con estas mujeres y entiendan la complejidad de las vidas de todas las mujeres, pero la complejidad de las vidas de las mujeres de clase media, media baja, es insondable. Queremos que los jueces alcen la mirada, se suban al andamio,  miren, más bien, queremos que se bajen del andamio porque los jueces miran desde arriba, entonces queremos que se bajen del andamio, miren desde abajo con las mujeres y miren lo que están juzgando.

Y bueno agradecer muchísimo su presencia, el libro está en red Mujeres en Espiral.com, puede ser consultado ahí, es un conjunto de testimonios donde hicimos algo que es muy difícil de hacer:  si tu trabajas con nuestras presas en la cárcel o las pones como víctimas, o las pones como las mujeres que han salido adelante y tienen celdas maravillosas.. nosotras las pusimos en la lucha, clamando, gritando.. hay un mural el primero que se llama “El Grito” y el último mural..”Acciones colectivas por la justicia”, pasamos por caminos y formas de la libertad, pasamos por fuerza, tiempo y esperanza, tomamos muchas de las paredes de Santa Martha para pasar de un aullido, de un grito o de un clamor por justicia, a pintar el último mural un hoyo, ellas creían que ya sabían hacer profundidad y sabían delinear, querían hacer un hoyo así enorme y decir: “por ese nos vamos a salir”,  ahí ya estaban entendiendo que los encierros de las mujeres, no solamente este encierro por un delito de consumo, de venta o de robo, porque son los tres, sino por ser mujeres, habían entendido con los talleres que estaban allí por ser mujeres y por ser pobres. Y ese entendimiento las llevó a hacer en el último mural un laberinto cósmico, galáctico de lo que es la justicia, ya lo van a ver en el mural, son espectros inspiradas en los archiveros de Cauduro, espectros así como estrellas fulgurantes deambulantes con papeles hasta acá que las tapan, cómo quien quiere ver mis papeles, en el espacio sideral de la justicia y querían pintar un hoyo, como el hoyo negro.

Empezamos con la Clínica como algo mágico, porque el arte provoca cosas, el arte es un llamado que te hace hacer cosas, entonces hicimos una Clínica, aparte de cuatro murales, hicimos una Clínica de Litigio Estratégico, el cuarto mural, el último que hicimos, son dos puertas en lugar del hoyo, una dice Constitución Mexicana y el otro dice Código Penal. Entonces estas mujeres que les ha fallado completamente la justicia, tienen fe en la justicia, después de todo lo que trabajamos con ellas también pensando que queríamos una Clínica, de que queríamos una oficina, que queríamos ayudarlas a que se entendieran, no solamente como mujeres desde una forma compleja y crítica, sino también para que entendieran a la justicia y supieran que es procesal 34 y supieran que es segunda instancia y supieran bien estructurar con nuestros abogados un amparo.

Entonces en vez de un hueco, hicieron unas puertas, yo creo que ahora si las tenemos que servir. Si hay mujeres que la justicia no les sirvió y que en vez de pintar un hueco, pintaron unas puertas y en esas puertas dicen Código Penal y Constitución Mexicana, les servimos con todos los segundos que nos quedan del día y en esas estamos.

Esa Clínica la va a explicar Luis Alberto y yo voy a dejarlo aquí con muchísimo agradecimiento de su presencia, a la mesa y bueno si alguien tiene a alguien en la cárcel o alguna relación con cárceles, por favor hay que visitarlas y escuchar el llamado. Gracias.