Boletín 336/2013
22 de septiembre de 2013
• Las religiones, cualesquiera que estas sean, si tienen algo que contribuir al presente de la humanidad, es precisamente edificar una humanidad de paz.
En el marco del Coloquio Internacional “Construcción de una Cultura de Paz: Diálogos y Experiencias”, el Director del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, Miguel Concha Malo, aseguró que la sociedad mexicana es violenta.
“Un vicio que se nos ha introyectado y que vivimos constantemente y a todo nivel, es la desconfiada. Entonces es una cultura desconfiada, éticamente injusta… Esta sociedad por todos esos factores, es violenta”, dijo.
Al participar en los conversatorios en el citado Coloquio Internacional, organizado por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), indicó que para responder a este desafío contra la violencia y a favor de la paz, es necesario disminuir o eliminar la desigualdad.
En segundo lugar, agregó, procurar el bien común de la sociedad y de la humanidad. “Luego educar para el diálogo, que no consiste en excluir al otro, ni en subordinarlo, sino en entender también desde el otro para buscar juntos una verdad más plena”, subrayó.
Miguel Concha Malo, con una trayectoria de 35 años como defensor de derechos humanos, aseguró que a las y a los mexicanos no los educan para el diálogo, para la paz, por lo que sugirió crear instancias mediadoras que ayuden a solucionar conflictos y elaborar una ética de paz.
“Una ética de paz que denuncie y anuncie, que denuncie todo lo corrupto, lo pernicioso, como lo vemos actualmente en las discusiones sobre el conflicto bélico en Siria”, dijo.
Así como elaborar una ética de paz y finalmente un macro ecumenismo religioso para la paz.
“Las religiones, cualesquiera que estas sean, si tienen algo que contribuir al presente de la humanidad, es precisamente edificar una humanidad de paz”, concluyó.
Por otra parte, el profesor de la Universidad del Claustro de Sor Juana, Paolo Pagliai, se pronunció por construir entre la sociedad “memoria y justicia”.
“Tenemos que ser corresponsables todas y todos en la búsqueda de la paz”, indicó.
El catedrático consideró que las y los jóvenes del país están llamados a ser los constructores de la paz. “Tienen la obligación moral de cargar con el proceso de pacificación”, manifestó.
Además, calificó como urgente la necesidad de contar con lugares en los que se aprenda la paz a través de la convivencia, porque “la paz no se enseña, se aprende”.
A su vez, la académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Griselda Gutiérrez Castañeda, se dijo convencida de la deseabilidad de una cultura de la paz.
“El factor relativo al liderazgo, el poder y el dominio, que como fuentes de conflicto y violencia se convierten dentro del campo de los estudios de la cultura y la educación para la paz en factores rechazables, los cuales hay que desestimular, sancionar, evitar y trascender”, apuntó.