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Las propuestas de solución para mejorar calidad del aire y sanear el agua requieren visión metropolitana que incluya a los estados de México e Hidalgo

Boletín 157/2013
10 de mayo de 2013

• En el DF hay 24 plantas de tratamiento de agua que funcionan al 38% de su capacidad.

El Director General de Gestión de la Calidad del Aire de la Secretaría del Medio Ambiente, Víctor Hugo Páramo, subrayó que al mejorar la calidad del aire se evitarán muertes prematuras, y también las enfermedades crónicas que padecen las personas.

Lo anterior, durante la mesa sobre Aire, del Foro “Ciudad sustentable. La sustentabilidad y el derecho humano a un medio ambiente sano”, realizado en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).

Dijo que de acuerdo a los hallazgos científicos, uno de los contaminantes que hay que atacar para reducir las concentraciones de ozono y de partículas secundarias son los compuestos orgánicos volátiles, pero a escala nacional no se tiene normatividad al respecto, de ahí que el Gobierno federal debe hacer esas normas y aplicarlas a las industrias que producen tales compuestos.

Hizo énfasis en que el problema de la calidad del aire no se constriñe únicamente a la zona metropolitana y se tendrá que considerar quizá toda la cuenca del Valle de México, ya que se ha concluido, por ejemplo, que las emisiones industriales en la zona de Tula, Hidalgo, pueden llegar a impactar los niveles de calidad del aire en la Zona Metropolitana.

Por su parte, Fátima Masse del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), comentó que ocho Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) convocaron a un diálogo con distintos actores para hacer una propuesta para reducir la contaminación del aire, que incluye tres líneas de acción estratégica.

Éstas se refieren a la actualización y creación de normas y el fortalecimiento de los mecanismos de aplicación, ya que la normatividad relacionada con la calidad del aire está desarticulada; gestión vehicular y renovación de flota, tecnología y combustibles limpios; y el fortalecimiento desde el Gobierno federal para los programas de monitoreo.

A su vez, la investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Telma Castro Romero, señaló que las recomendaciones del Programa para Mejorar la Calidad del Aire en la Zona Metropolitana del Valle de México 2011-2020, no están jerarquizadas, y la autoridad debe hacerlo junto con quienes estudian la atmósfera y los efectos de la contaminación en los seres humanos, para saber qué es lo importante para atacar en este momento.

Expuso que en México el tema de la relación de la contaminación con sus efectos en la salud no está bien documentado, hay pocos estudios serios, a diferencia de la química de la atmósfera que sí está más estudiada, además de que no se ha actualizado el sistema de salud a las condiciones que hace más de 30 años se sabe que tiene la ciudad de México.

En su oportunidad, la investigadora de la UNAM, Amparo Rodríguez, comentó que los habitantes de una urbe como la ciudad de México tienen que asumir que este tipo de problemas son colectivos y que las soluciones deben ser para grandes grupos, “las medidas para mejorar la calidad del aire tienen que ser concurrentes, respecto a la basura, a las fugas de gas, el bacheo de las calles que dificultan la vialidad, y la regulación de diversas actividades”, abundó.

En tanto que en la mesa Agua y saneamiento sustentable, el investigador del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) de la UNAM, Arsenio González, mencionó la complejidad del abastecimiento y saneamiento de la cuenca de México.

El contexto, añadió, es una metrópoli de 20 millones de habitantes, con patrones de consumo excesivos, fugas, una gestión fragmentada, sobrexplotación de los acuíferos, importación de agua de otras cuencas, aguas contaminadas.

Además de la desigualdad social y económica en una ciudad expandida sobre varias ciudades político administrativas, la desigualdad y la segregación socioespacial, inequidades expresadas en el territorio, y asentamientos humanos irregulares, donde se ponen en tela de juicio las políticas públicas sobre el derecho humano al agua.

Advirtió que el marco del Derecho Humano al Agua es un buen instrumento para regular los posibles conflictos sociales que se darán en el futuro, porque, dijo, las tendencias indican que tendremos menos agua y que estará más contaminada.

A su vez, la investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, Marisa Mazari, expuso que el manejo del agua, en un sistema complejo como el del Distrito Federal, demanda una visión integrada y de largo plazo, no de tiempos delegacionales de tres años o de administraciones de seis años, además de que requiere las acciones coordinadas de las instituciones.

Explicó que la salida del agua residual de diverso tipo representa 40 metros cúbicos por segundo, de la zona metropolitana, y la capacidad de tratamiento es de 16%, lo cual tiene un efecto en Hidalgo, “así que tiene que pensarse de manera funcional en la zona conurbada del Estado de México y de Hidalgo”.

En las propuestas de soluciones, apuntó, la ciudad de México no puede ir sola, van de la mano el Estado de México e Hidalgo con una visión metropolitana, “hay que insistir en la protección del suelo de conservación, en el tratamiento más eficiente de aguas residuales y fomentar su reúso, y en el Derecho Humanos al Agua y saneamiento, hay que garantizar el acceso al agua en cantidad y calidad, para esta y para las siguientes generaciones”.

Señaló la necesidad urgente del tratamiento y reúso del agua, “tenemos 24 plantas de tratamiento en el Distrito Federal, que funcionan a 38% de su capacidad en conjunto, de acuerdo con información del Gobierno capitalino”.