Boletín 01/2012
1 de enero de 2012
Mujeres jefas de familia que viven en unidades habitacionales La Magueyera I, Mixcoatl y Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, ubicadas en la demarcación Iztapalapa, reciben capacitación sobre sus derechos humanos y sobre cómo ejercerlos dentro de sus hogares.
Las familias que viven en las mencionadas unidades habitacionales registran un alto índice de violencia y de marginación, por lo que, de acuerdo con Presidenta de ASE, Conciencia Juvenil Universitaria, Elia Ávila Bucio, el objetivo del proyecto es generar vínculos interinstitucionales para la adecuada atención de las mujeres jefas de familia, generar una cultura de conocimiento, reconocimiento, ejercicio y defensa de sus derechos por medio de la asesoría jurídica y seguimiento de casos.
Debido a la condición socioeconómica y a la discriminación de género que aún prevalece en la sociedad, las mujeres jefas de familia están constantemente invisibilizadas y se ven excluidas para participar social y políticamente y acceder a servicios públicos oportunos y de calidad, lo que significa la violación de sus derechos fundamentales, señaló el Coordinador del proyecto, José Raúl Mejía López.
Para José Raúl Mejía López, la violencia institucional hacia las mujeres madres de familia en situación de marginalidad y pobreza en la Delegación Iztapalapa es una constante, principalmente en los centros de salud y en las agencias del Ministerio Público, toda vez que no cuentan con conocimientos sobre derechos humanos y con servicios de orientación jurídica de calidad, además del poco apoyo por parte de instituciones públicas.
Aseguró que las jefas de familia son violentadas en sus derechos fundamentales, lo que conlleva a que también sus hijos e hijas sean violentados en sus derechos; además de que en su mayoría son mujeres que han vivido la separación de sus cónyuges tras situaciones de violencia física y emocional.
Y explicó que “Las mujeres jefas de familia que viven en unidades abitacionales con alto índice de violencia y marginación en la Delegación Iztapalapa son un sector de la población que requiere especial atención con respecto al reconocimiento y respeto pleno a sus derechos humanos”.
La estrategia para empoderarlas, dijo, se basa en la capacitación sobre sus derechos humanos, para que en su condición de mujeres jefas de familia puedan visibilizar las conductas y situaciones que violan sus derechos, tanto en ámbito comunitario como en el ámbito institucional.
Agregó que su organización ha logrado la colaboración interinstitucional para prevenir la violación de los derechos humanos de la población beneficiaria y brindarle asesoría jurídica, en los casos que así lo requieran, por lo que al concluir el proyecto las mujeres estarán capacitadas para identificar las violaciones a sus derechos humanos y tendrán las herramientas suficientes para hacerlos valer.
En el caso de las mujeres madres de familia que habitan en las unidades habitacionales Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, La Magueyera I y Mixcoatl, detalló Mejía López, tienen dos o más hijas e hijos menores de 16 años; se encuentran en una situación de pobreza patrimonial, ya que siete de cada 10 rentan la vivienda que habitan.
Destacó también que tanto ellas como sus dependientes no tienen acceso a los servicios públicos de salud, ya que en su mayoría se desempeñan en empleos informales, donde sus principales actividades para allegarse ingresos económicos son el comercio ambulante, el trabajo doméstico, empleadas en pequeños y medianos comercios y obreras en el sector manufacturero. En su mayoría, el nivel máximo de estudios que poseen es la secundaria incompleta, lo que dificulta su acceso a empleos formales.
ASE CONCIENCIA JUVENIL UNIVERSITARIA A.C.
Surgió en 2008 bajo la figura de colectivo universitario, debido a la inquietud de jóvenes por mejorar las condiciones de vida de comunidades en situación de vulnerabilidad. Al principio se enfocó en brindar donaciones en especie a personas de escasos recursos mediante la gestión de artículos ante empresas privadas.
Al principio trabajó en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México y posteriormente sus investigaciones participativas le llevaron a cubrir localidades marginadas de la demarcación Iztapalapa, para constituirse legalmente y profesionalizar su trabajo, a partir de la constitución de un modelo de intervención social más estructurado, que evite paradigmas asistencialistas y paternalistas y dotando a la población de herramientas que le permitan su transformación social, desde sus entornos inmediatos.