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27 de enero, Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.

Boletín 36/2012
26 de enero de 2012

  • CDHDF reafirma la importancia de fortalecer el sistema de derecho internacional que evite la recurrencia de episodios como el Holocausto.

En el marco del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) rinde un respetuoso homenaje a las víctimas del Holocausto y reafirma la importancia de fortalecer el sistema de derecho internacional que evite la recurrencia de episodios como éste en el futuro.

El 1° de noviembre de 2005, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó la resolución 60/7 en la que designó el 27 de enero como Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto, fecha en la cual en 1945 el ejército soviético liberó el mayor campo de exterminio nazi, en Auschwitz-Birkenau, Polonia.

La destrucción sistemática de personas –judías, gitanas, con discapacidad, de la disidencia política, de la comunidad LGBTTTI, entre otras– durante la Segunda Guerra Mundial, como consecuencia de prejuicios discriminatorios que anularon todo tipo de protecciones jurídicas, muestra la fragilidad de la condición humana en ausencia de un orden legal que garantice derechos y oportunidades para todos y todas.

Por eso tiene sentido conmemorar las vidas de quienes se perdieron en este período, así como recordar la dinámica que llevó a despojar de la ciudadanía a quienes eran observados y observadas, sin razón, como ciudadanos y ciudadanas de segunda clase.

Es imposible restaurar al mundo la dignidad y presencia de quienes se perdieron en el contexto de deshumanización extrema que representaron los campos de concentración y exterminio.

Lo que sí es posible es fortalecer el derecho internacional de los derechos humanos que, en buena medida, es resultado del consenso internacional sobre la importancia de proteger los derechos más allá de las fronteras nacionales y frente a la amenaza del resurgimiento de ideologías discriminatorias que buscan restringir las libertades ciudadanas.

Auschwitz es la marca de nuestro tiempo para nombrar la violencia, la discriminación y la vulnerabilidad exacerbadas, en cuyo contexto las personas perdieron toda autonomía y capacidad de control de sus vidas.

Este episodio, junto con otros genocidios que definieron al Siglo XX como un breve período de tiempo si se considera la magnitud de la tarea de garantizar universalmente los derechos humanos, nos permite establecer hoy algunos indicadores sobre la vulnerabilidad y seguridad de los colectivos históricamente discriminados.

Lo que allí ocurrió, inició bajo la forma de estigmas y denostaciones que circulaban ampliamente en la esfera pública europea, y que legitimaron y naturalizaron las agresiones hacia quienes no se observaban como ciudadanos y ciudadanas con legítimos derechos.

El siguiente paso fue cancelar para estas personas las oportunidades de participación económica y política, que les hubieran permitido defenderse del trato inequitativo y degradante.

Finalmente, se establecieron legislaciones y políticas públicas que pusieron los recursos materiales y aparatos burocráticos al servicio de su destrucción.

Así, la lección que nos muestra Auschwitz, y que no ha perdido su vigencia, es acerca de la línea de continuidad que puede establecerse entre las construcciones ideológicas y las acciones deliberadas y sistemáticas en contra de la dignidad y seguridad de las personas, si no asumimos al paradigma de los derechos humanos como un freno frente a cualquier actuación arbitraria de la autoridad o particulares.