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Personas refugiadas en la ciudad de México, un grupo invisible para las y los capitalinos

Boletín 249/2011
10 de julio de 2011

A pesar de que México ostenta una tradición en materia de asilo, en el imaginario colectivo la presencia de personas refugiadas es un asunto histórico que pertenece al pasado, sostuvo la Encargada de Información Pública de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en México, Mariana Echandi.

En el artículo titulado “Personas refugiadas en la ciudad de México: un grupo invisible para las y los capitalinos”, publicado en la revista DFensor, órgano de difusión oficial de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), destacó que el recuerdo más cercano es el de las y los refugiados guatemaltecos en el sureste del país, momento en que se abrió la Oficina en México del ACNUR y se creó la Comisión de Ayuda a Refugiados (COMAR).

Lo que la mayoría de la población mexicana desconoce, dijo, es que por lo menos desde que se abrieron las oficinas del ACNUR y de la COMAR no ha habido un solo año en que no hayan llegado a México personas de distintos países del mundo que solicitaran asilo y a quienes se les ha reconocido la condición de refugiado.

Advirtió que debido al dilema del asilo y la migración en México las personas refugiadas corren el riesgo de sufrir graves peligros y convertirse en víctimas de tráfico y trata de personas al ingresar de manera indocumentada.

“A diferencia de décadas anteriores, donde podían identificarse claramente exilios de grupos nacionales, como españoles, chilenos, argentinos, uruguayos, salvadoreños y guatemaltecos, en la actualidad existe una diversificación de países de origen y procedencia de las personas que buscan protección frente a la persecución, la violencia, los conflictos armados o las violaciones graves de derechos humanos”, explicó.

Tan sólo en el 2010, las personas que recibieron la condición de refugiado en México, provenían de 28 países distintos, incluyendo latinoamericanos y caribeños (El Salvador, Guatemala, Honduras, Colombia o Haití), así como africanos, asiáticos o de Medio Oriente.

En este contexto, destacó el Programa de Derechos Humanos del Distrito Federal, en su capítulo 29, acerca de los derechos de las personas solicitantes de asilo, refugio y migración, plantea estrategias y acciones para garantizar el ejercicio de sus derechos en la ciudad de México, incluyendo legislación y políticas públicas, establecimiento de mecanismos para el acceso a la vivienda, acceso a la justicia, y derechos a la educación, a la salud y al trabajo.

En este sentido, Mariana Echandi señaló que la recientemente aprobada Ley de Interculturalidad, Atención a Migrantes y Movilidad Humana en el Distrito Federal, por la Asamblea Legislativa del Distrito del Distrito Federal (ALDF), es uno de los primeros pasos en la ejecución de este capítulo del Programay se espera que contribuya significativamente a mejorar las condiciones de vida de las personas refugiadas en la ciudad de México, y a promover su efectividad e integración.

Sostuvo que los avances legislativos y las políticas públicas son solo un factor importante, pero no el único para que las personas refugiadas puedan comenzar de nuevo en condiciones de dignidad.

“No debe olvidarse que otro tanto está en la recepción, solidaridad y acogida que puedan descubrir en las personas con las que conviven y que interactúan diariamente ponerse en los zapatos de las personas refugiadas y permitirse imaginar la situación tan difícil que enfrenta todo extranjero al llegar a un país distinto donde intenta reconstruir su vida no es algo fácil o automático, pero que vale la pena intentarlo”, finalizó.