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El alto consumo de alcohol genera en el consumidor un alejamiento de su realidad derivando en problemas de violencia con su entorno

Boletín 276/2011
30 de julio de 2011

La tolerancia que tienen algunas personas al alto consumo de bebidas provoca una separación del sujeto con su realidad, complica la comunicación dentro de su familia y surge una problemática para expresar sentimiento a sus seres queridos, señaló el Director del Centro de Ayuda al Alcohólico y sus Familiares, de la Dirección de Investigaciones Epidemiológicas y Psicosociales del Instituto Nacional de Psiquiatría (INP)”Ramón de la Fuente Muñiz”, Mario Torruco Salcedo.

El especialista comentó que el consumo indiscriminado de alcohol impide a la persona cumplir con las acciones básicas de la vida cotidiana, comienza a darse una despreocupación por su entorno, dejan de lado valores personales como la fidelidad, el respeto y la seguridad familiar.

Lo anterior durante el cine-espacio de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) donde se proyectó la cinta “Somos Guerreros”, del director Lee Tamahori, y en el que se realizó un debate posterior a la proyección.

A su vez, la investigadora del INP, Luciana Ramos Lira, dijo que la violencia no sólo es la que en ocasiones podemos ver a través de los golpes o del maltrato físico, “también existe la violencia estructural, que se da desde las instituciones, omitiendo la violencia tangible, como puede ser el maltrato físico”.

Explicó que el alcohol es una de las causas de la violencia y esto se quiere traducir como una justificación, lo cual representa una problemática, pues a partir de estos estereotipos se crea una imagen de masculinidad excesivamente violenta, en la que se permite ejercer violencia de distintos tipos, en el orden público y privado.

Agregó que hay una visión de que los hombres son los fuertes y a las mujeres se les ve como las débiles. “Se da una división en las labores; cuestiones domésticas para las mujeres y lo demás es visto en los hombres”.

Por su parte, el consultor independiente de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Fernando Bolaños Ceballos, indicó que los espacios donde se desarrollan los sujetos pueden ser factores que los orillen a tomar ciertas actitudes, muchas veces esto se da a través de la distinción racial o de clases, lo que se puede ver más marcado en personas que habitan en zonas marginadas.

Apuntó que se presentan problemas de alcoholismo no sólo en hombres, sino también en mujeres. “Al generarse una cultura de uso y abuso de sustancias se crea una dinámica de convivencia social y familiar, con esas condiciones se puede considerar como distorsiones sociales, que generan frustración ambiental con características como el clasismo, racismo y pobreza”.

El especialista consideró que estos desórdenes pueden generar malestares mentales y abusos de género, asunto que tiene que ver con la violencia familiar.