Boletín 117/2011
5 de abril de 2011
Más de la mitad de las y los 400 mil indígenas que habitan en el Distrito Federal carecen de atención médica, señaló el Ombudsman capitalino, Luis González Placencia.
Durante su participación en los trabajos de la Plenaria del II Congreso de Pueblos Originarios, Indígenas, Núcleos Agrarios y Organizaciones Civiles y Tradicionales, lamentó que el índice de desarrollo humano de la población indígena en el Distrito Federal sea aún 5.5% menor al de los no indígenas.
El Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) dijo también que en México habita el mayor número de población indígena de América Latina, con casi 10 y medio millones de personas que se identifican así mismas como indígenas y que recrean sus diversas culturas en el territorio. De esas personas, 5.2 millones son mujeres.
Detalló además que hablan más de 68 lenguas y 349 variantes de dialectos y que cuatro de cada 10 indígenas habita en zonas urbanas, por lo que “La migración es un factor de transformación profunda y acelerada en las estructuras y relaciones sociales de las comunidades indígenas”.
Al respecto, cuestionó que a pesar de su permanencia permanente y plural en la capital del país, aún subsistan los tratos discriminatorios y la arbitraria y profunda asimetría en las relaciones sociales, lo que les ha significado pobreza y exclusión en el ejercicio de sus derechos.
“Este fenómeno no es producto de las trayectorias individuales de las personas indígenas, sino de las condiciones estructurales excluyentes y de una vigencia parcial del Estado de Derecho”, afirmó.
En ese tenor, insistió en que los obstáculos que las y los indígenas deben sortear para el ejercicio de sus derechos contrastan con la exaltación que se hace del legado indígena en los discursos oficiales.
“Existen programas y apoyos para comunidades indígenas, pero sin una perspectiva transversal para incidir en todos los espacios de la vida social ni con suficiencia presupuestal que permitan su efectivo empoderamiento”, señaló.
Resulta inaceptable reproducir el círculo vicioso que enlaza discriminación y pobreza, que es precisamente el que mantiene a los pueblos indígenas en una situación de desventaja social desde la cual no se alcanza la igualdad y el ejercicio pleno de los derechos humanos, finalizó González Placencia.
El II Congreso de Pueblos Originarios, Indígenas, Núcleos Agrarios y Organizaciones Civiles y Tradicionales fue convocado por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), el Consejo de los Pueblos y Barrios Originarios del Distrito Federal, de la Secretaría de Cultura capitalina, y reunió a delegados de pueblos, barrios y núcleos agrarios (comisariados ejidales), a académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).
El Congreso tuvo como objetivo conocer las demandas y el sentir de los habitantes de los pueblos y barrios originarios de la capital del país, así como de propuestas que constituyan la política pública de atención a sus derechos sociales.
La plenaria de resolutivos del II Congreso de Pueblos Originarios, Indígenas, Núcleos Agrarios y Organizaciones Civiles y Tradicionales de la ciudad de México 2011, fue encabezado por la Presidenta del Consejo de Pueblos y Barrios del Distrito Federal, Adriana Fabiola Poblano Ramos.
“Somos pueblos y comunidades vivas, tenemos propuestas para los problemas de la ciudad; convergemos mujeres y hombres de libre pensamiento y libre acción, pluriculturales, de los barrios y pueblos en resistencia, pero también en la construcción de política pública y de propuestas legislativas”, para satisfacer las demandas históricas, para la reconstrucción de la memoria y para la continuidad misma de las comunidades, dijo.
Refirió que el Congreso es un espacio logrado después de cientos de años de lucha de los pueblos originarios y poblaciones descendientes, reconocidas internacionalmente como fundamento de la nación mexicana, que sin embargo han sido despojados de sus tierras, de sus formas tradicionales, su cosmovisión y su participación en asuntos que les competen.