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Boletín 341/2010 Defender la libertad propia y colectiva, ejercicio de supervivencia: Lydia Cacho

Defender la libertad propia y colectiva, ejercicio de supervivencia: Lydia Cacho.

Boletín 341/2010

8 de noviembre de 2010

 

En el Foro «Agresiones a mujeres periodistas en México, una perspectiva de género necesaria», organizado en la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), la periodista y defensora de derechos humanos, Lydia Cacho Ribeiro, señaló que trabajar y defender la libertad propia y colectiva es un ejercicio de supervivencia y dignidad conjunta.

 

«Entendemos también, porque nos lo recuerdan a cada momento, que el mundo precisa de personas heroicas, ejemplares, que reivindiquen los derechos sociales, a la voz, a la palabra, a la cultura, esos derechos que nos incitan a exigir el acceso al agua, a los alimentos, a la tierra, a la justicia, y ultimadamente, nuestro derecho a vivir una vida feliz y libre de violencia», dijo.

 

Lydia Cacho advirtió que revelar los oprobios del poder tiene una fuerza monumental, pero es tarea de todos los días, «porque en este mundo de las y los perseguidos se cuelan de vez en vez las víctimas profesionales, de las que nadie quiere hablar: esos que ya se rindieron, los que no dan más batalla que la propia, los que comprendieron que el sufrimiento a veces es buen negocio».

 

Aseveró que aunque sean pocos, «tienen un poder gigantesco para hacernos invisibles en nuestros territorios cotidianos; ellos son quienes se rinden, negocian con el poder, incluso terminan sentándose a su mesa a compartir el pan y la sal, tantas veces manchados de sangre».

 

Agregó que igualmente «borran la frontera entre el peligro real y el que de verdad cuesta la paz personal y la vida, son ellos los que colaboran para perpetuar el mensaje de que las amenazas de muerte aburren, son ellos los que de la mano de políticos corruptos hacen esfuerzos por desacreditarnos, poco a poco van filtrando rumores: ah tantos premio, ya ves, para eso denunciasi de veras la quisieran matar, ya lo habrían hecho.

 

Son ellos, añadió, quienes crean fiscalías para desgastar y a la vez imposibilitan la impartición de justicia; «son ellos y no otros los que en el fondo saben que algunos sobrevivimos porque todos los días trabajamos para ello, porque miles de ojos están sobre nosotros, porque nuestra visibilidad ha logrado subir el costo político de nuestra desaparición, hasta que un día la suerte está echada».

 

Sentenció que matan a uno para callar a muchos, «por ello insistimos en que muchos hablemos para que unos cuantos nunca puedan silenciarnos, somos las y los periodistas quienes denunciamos diariamente la corrupción institucional, la violencia del ejército contra civiles y reporteros, a los cuerpos policíacos como cómplices de bandas de secuestradores y protectores de tratantes de mujeres».

 

La defensora expresó que vivir con la sensación de que se juegan la vida por una patria que los desprecia no es nada fácil, así como tampoco lo es vivir bajo la presión de perder a la familia o a la pareja. Apuntó que uno de cada diez periodistas amenazados se divorcia por su trabajo, y dos de cada tres reporteras quedan solas por la misma razón.

 

Cacho Ribeiro hizo énfasis en que nadie ha documentado todavía cuántas reporteras sufren, además de agresiones, violencia sexual como instrumento de venganza. Indicó que hay pueblos donde las periodistas trabajan casi a escondidas, como en Oaxaca y Tamaulipas.

 

Consideró que la primera clave para este trabajo es asumir que es una labor de alto riesgo, y cargar con el ego y el miedo al que dirán, debilita enormemente. El miedo, siguió, hace que algunos se activen y respondan, otros se resguardan y callan, unos más ceden y se someten al sistema que antes denunciaban. La autocensura, expuso, apaga la luz y abre la puerta a la incertidumbre, eventualmente traiciona la sociedad a la que debe servir.

 

Mencionó que algunos editores se han unido en los últimos meses para defender al gremio, tanto de los cárteles de la droga como de los embates de políticos corruptos, «la solidaridad internacional ha jugado un papel clave para que esto sucediera, pero la batalla de los egos entre algunos de ellos parece ganar la partida la menos por ahora».

 

Subrayó que en México estar amenazada de muerte no es noticia, tampoco es noticia morir, ni lo es luchar para seguir viviendo, «porque la vida tiene tan poco valor en nuestro país, es que muchas y muchos colegas se niegan a denunciar las amenazas por miedo a que alguien les diga: ¿y por qué me habrías de importar si a diario se mueren muchos?»

 

Lydia Cacho dijo que las mujeres ejercen el periodismo desde su experiencia individual y desde el género; «a veces nos toca ser narradora y otras sujeto de la historia, tal vez nuestra tarea más importante en este momento es entender que necesitamos llevar a cabo estrategias de alta seguridad, aceptar que necesitamos ayuda, estar conscientes de los efectos del estrés postraumático en nuestras vidas».

 

Resaltó que el periodismo se ha transformado en las últimas décadas, pero las guerras y la violencia los han expuesto a esta humanidad que también es suya y eso exige hacer un periodismo distinto, por eso está teniendo cada vez más fuerza el periodismo de los derechos humanos, de paz.

 

Señaló que una de las tareas más difíciles que tienen las y los periodistas es qué hacer con los medios coptados por los gobernadores, los alcaldes, «no tenemos el poder para cambiarlos a ellos, pero sí tenemos la obligación y la responsabilidad para sentarlos a la mesa y decirles: Lo que tú haces nos pone en peligro a nosotros«.

 

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