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Boletín 281/2010 El combate a la corrupción es indispensable para promover los derechos humanos: Edgardo Buscaglia

El combate a la corrupción es indispensable para promover los derechos humanos: Edgardo Buscaglia
Boletín 281/2010

21 de septiembre de 2010

 

Con un llamado a la ciudadanía a avanzar de manera colectiva hacia la erradicación de la violencia en México y a atender sus consecuencias, y la Conferencia Magistral: «Violencia estructural: repercusiones y alternativas desde los Derechos Humanos», impartida por Edgardo Buscaglia, iniciaron los trabajos del Primer Encuentro por una Cultura de Paz.

 

El Encuentro convocado por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Cauce Ciudadano A.C., Servicios a la Juventud A.C. (Seraj), Grupo de Educación Popular con Mujeres A.C. (GEM), la Secretaría de Educación del Distrito Federal (SEDF), la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y la Universidad del Claustro de Sor Juana, tiene como finalidad la creación de una Red por una Cultura de Paz que desarrolle propuestas y proyectos ciudadanos ante la violencia por la que atraviesa el país.

 

Durante la inauguración, el Presidente de la CDHDF, Luis González Placencia, sostuvo que la violencia no se puede combatir con más violencia, sino con la construcción de paz en las relaciones cotidianas, reduciendo las asimetrías en las relaciones sociales y reconociendo el valor de las otras personas.

 

«Hemos vivido en los últimos años diversos escenarios de violencia, hay una facilidad increíble para que surjan bandos, surjan posiciones, que han partido a este país en múltiples grupos antagónicos que se enfrentan todos los días en las calles, en los escenarios públicos de esta ciudad y de manera muy preocupante en el ámbito privado», apuntó.

 

Destacó que el Encuentro es una oportunidad para que se consolide la Red por una Cultura de Paz entre las distintas Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), el sector académico e instituciones públicas, con una apuesta por funcionar con un sentido social.

 

En su oportunidad, el Jefe de las Misiones de Paz de Naciones Unidas en Afganistán y Pakistán, Edgardo Buscaglia, subrayó que la corrupción y la delincuencia organizada son un factor de violaciones al Derecho al Desarrollo Social y Económico, consagrado en la Declaración de Viena de la ONU en 1986. El Estado mexicano, apuntó, viola sistemáticamente este derecho a pesar de haberlo firmado y ratificado.

 

A través de una video-conferencia desde Afganistán, el especialista en temas de seguridad sostuvo que en los países donde los niveles de corrupción están fuera de control, como es el caso de nuestro país a nivel federal y estatal, el Derecho Humano al Desarrollo se ve cercenado.

 

«Donde existe corrupción, las autoridades no poseen legitimidad social, la población no puede acceder a la justicia y a los servicios básicos, los ciudadanos se ven forzados a acudir a mecanismos alternos, muchas veces violentos y eso genera conflictos sociales en cascada», explicó.

 

Enfatizó que el ataque a la corrupción es una forma de promover los derechos humanos sociales y económicos más fundamentales. De allí la relevancia, dijo, de la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, conocida como la Convención de Mérida, firmada por México 2003 y ratificada por más de 100 países, entre ellos el nuestro: «México no cumple con 77% de los Artículos de esa Convención, por ello los niveles de corrupción y altos niveles de violaciones a derechos humanos».

 

Edgardo Buscaglia afirmó que las Comisiones de Derechos Humanos en México deben expandir su función operativa al área específica de ataque y prevención de la corrupción, como una forma de contrarrestar los factores que impiden el libre ejercicio de los derechos.

 

Consideró que la delincuencia organizada es la cara sucia del Estado: «Es un fenómeno de Estado y sociedad, no es un fenómeno militar, no es un fenómeno que le corresponde a jueces y fiscales, es un fenómeno social y político».

 

La delincuencia organizada en México, dijo, está enraizada en el proceso político que vive México desde su etapa de transición; está enraizada a aquellos grupos sociales poderosos y a algunos grupos marginados que le dan protección a los criminales.

 

«La delincuencia organizada puede ser la artífice de la corrupción al más alto nivel mexicano, la corrupción que sesga la aplicación de políticas públicas, una corrupción que neutraliza el acceso a la justicia y a los servicios básicos; esa delincuencia genera sistemáticas violaciones a derechos humanos», añadió.

 

La experiencia internacional, enfatizó Buscaglia, señala que en los países que han utilizado a las Fuerzas Armadas como su principal instrumento de represión contra grupos criminales y no se han avocado a atender a la prevención social, a la raíz misma, no sólo se violan sistemáticamente derechos humanos, sino que aumenta la corrupción y la delincuencia organizada.

 

La construcción de una Red por una Cultura de Paz, como la que pretende este Encuentro, añadió, debe contemplar mecanismo que combatan la corrupción a todos los niveles como elemento esencial en el libre ejercicio de los derechos humanos.

 

En tanto, la Coordinadora del Programa de Género y Cambio Cultural de GEM, María de Lourdes Valenzuela, consideró los últimos años en nuestro país, ha aumentado en forma dramática la violencia que si bien afecta a todas las personas sin distinción alguna, perjudica preferentemente a la infancia, la juventud, a las mujeres y a quienes no tienen acceso a la justicia, pues hoy el Estado de derecho está quebrantado.

 

«Preocupa que veamos sólo la violencia que infringen otros u otras, sin que denunciemos aquella que se comete en contra nuestra, o bien sin reconocer la que ejercemos y reproducimos en nuestros ámbitos más cercanos de convivencia contra quienes trabajamos, estudiamos, vivimos, luchamos e incluso amamos, en donde el abuso del poder impera en las instituciones no sólo de carácter privado, sino también en las públicas y en los distintos órdenes de Gobierno», apuntó.

 

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