Transcripción 20/2010
Pregunta (P): …Como que se necesita toda esta clase de perspectiva de género, ¿se intuye o está comprobado? ¿En el Distrito Federal es algo generalizado o podríamos focalizarlo?
Doctor Luis González Placencia (LGP): Yo creo que es algo generalizado. Desafortunadamente hemos sido los adultos quienes construimos la imagen de lo que deben ser las niñas y los niños, y desafortunadamente también con mucha frecuencia los hacemos caer en moldes, en clichés sobre cómo deben comportarse, qué es lo que les debe de gustar, qué actividades deben realizar, pero todo eso socialmente construido. Entonces, un ejercicio como este que plantea el libro me parece que es importante precisamente porque invierte los roles, porque deja ver que una niña puede perfectamente bien desempeñar actividades que tradicionalmente han sido para los niños, y viceversa. Y que ellos se den cuenta de eso implica también reconocer que esas actividades no están relacionadas directamente con su sexo biológico, sino que pueden ser compartidas. Entonces, pensando en el futuro, pensando en la manera en la que ellos se van relacionando, niños y niñas, estamos construyendo también la posibilidad de que haya compromisos compartidos, de que las niñas asuman compromisos cuando sean adultas, relacionados también con la manutención de la casa, con la manutención de la familia, me refiero a la aportación de recursos, de dinero; y desde el punto de vista de los niños, cuando son adultos que también sepan que no tiene nada de malo compartir las actividades de la casa.
P: ¿No habría que replantear los programas educativos, doctor, desde un inicio, desde la primaria, quizá desde el preescolar?
GP: Sí, yo creo que ese esfuerzo se está haciendo. Es importante introducir la perspectiva de género, es importante introducir una perspectiva de derechos humanos, y otra cosa que es fundamental aportar es que todos estos procesos hay que construirlos con ellos y con ellas. Es decir, no basta con que los adultos seamos quienes les coloquemos estas condiciones para que ellos los aprendan, es importante tener en cuenta lo que ellos opinan, la manera en que lo ven, para que vivan su infancia, su adolescencia como niñas, niños y adolescentes que son, pero, digamos, en el entorno de unos roles que pueden ser vistos con una perspectiva diferente.
P: Sin embargo, en los libros de texto no se aprecia esta perspectiva de género…
LGP: Desafortunadamente no. Me parece que no ha sido un tema que haya sido abordado seriamente desde la perspectiva de la educación formal. Eso se puede, sin embargo, resolver porque las profesoras, los profesores que los tienen a ellos cotidianamente en los salones de clase tienen la responsabilidad de no reproducir estos roles, de generar relaciones más horizontales, relaciones que rompan con estos clichés, con estos moldes, de manera que ellos, independientemente de lo que se lee en los libros, tengan una vivencia alternativa.
P: ¿Hace falta en el Distrito Federal un instituto de protección a la infancia, no tanto como las labores que realiza el DIF, sino más un instituto que promueva justamente este tipo de actividades?
LGP: Como se trata de, digamos, un proyecto transversal, no necesariamente tiene que estar situado en una institución, al contrario. En el DIF, en educación, en cultura, en economía, en salud, en todas estas instituciones debe prevalecer una visión transversal sobre estas perspectivas. Entonces, más allá de requerir un instituto que lo promueva, a la Comisión, por ejemplo, también a la Comisión de Derechos Humanos, a la Universidad de la Ciudad de México, todo el sistema educativo, que aunque ahora está en manos de la Federación, digamos, hay una oficina dentro del Distrito Federal que se encarga también de atender el problema de la educación primaria, secundaria, a todos nos toca promover esta visión transversal.
P: Doctor, cambiando un poquito el tema, en este caso de lo que sucedió en Milpa Alta, ¿ya se hizo algún llamado a la autoridad? Escuchábamos el día de ayer que se observaban algunos focos rojos en los cuales también la autoridad hizo algunas negociaciones, quebrantando quizá el estado de derecho. ¿Ya se hizo algún llamado en particular al Secretario de Seguridad Pública?
LGP: No, en este caso como el tema es predominantemente federal, lo que hicimos fue enviar a la Comisión Nacional la queja que recibimos ayer vía telefónica. Sin embargo, sí hemos hecho notar que es necesario aclarar ciertas cosas respecto de lo ocurrido, precisamente para evitar que en el futuro ocurra de nuevo. No está claro todavía si los agentes llevaban una orden judicial, eso hay que aclararlo porque no es menor el tema. Si llevaban una orden judicial ellos debieron haber previsto las condiciones para poderla ejercer, y como no fue ejercida entonces eso coloca un mal antecedente en términos de que una respuesta comunitaria como la que vimos no permitió que se cumpliera la ley. Y si no llevaban la orden judicial entonces habría que explicar por qué estaban ahí y en calidad de qué iban, porque entonces cambia totalmente la perspectiva. Si estaban haciendo investigación encubierta, pues evidentemente no era tan encubierta; y el problema de eso es que se producen riesgos con consecuencias como las que vimos en Tláhuac. Eso hay que tratar de evitarlo.
P: ¿Cuáles son los focos rojos, doctor, los pueblos en particular?
LGP: No, aquí en este caso lo que vemos con toda claridad es que es una intervención de la policía la que produce la reacción de la comunidad. Entonces no se puede culpar a la comunidad de esa reacción, porque la policía tiene que estar capacitada, tiene que tener claridad sobre el terreno en el que va a ejercer su función, y hay suficientes experiencias como para prevenir estos riesgos. Ya tenemos una historia amplia de situaciones como la de ayer que debería de ser aprovechada por las policías para evitarlas.
P: Doctor, ¿desde su perspectiva la actuación de la Secretaría de Seguridad Pública local fue la adecuada, la correcta?
LGP: Bueno, me parece que intervino como debió de haber intervenido. En este caso lo más importante era evitar que hubiera alguna desgracia como la ocurrida en el caso de Tláhuac. Sabemos que fue un tema difícil para la policía capitalina. No tenemos ninguna queja de abuso policial por parte de las autoridades del Distrito Federal. Eso nos permite calificar la intervención como oportuna y como adecuada.
P: Pero el argumento que dan, que no hicieron nada más allá porque ellos también tenían miedo, iban a salir linchados, ¿no habla un poco mal de la institución que debe de salvaguardar a la gente?
LGP: Sí, me parece que lo que sucedió vuelve a poner el acento en el tema de la capacitación. O sea, la capacitación policial no se agota nada más en el uso de armas o de estrategia, digamos, reactiva en el caso de la policía. Es importante que ellos estén capacitados también para tener una función de medicación social. En casos como estos esa se convierte en la prioridad. Actuar violentamente puede resultar contraproducente.
P: Doctor, preguntarle por último de mi parte, hoy nuevamente se hizo patente una manifestación de tres personas ejecutadas dentro de un vehículo. Hace unos días yo le preguntaba sobre esta situación que pudiera poner incluso en riesgo la labor y el trabajo de los derechos humanos en la capital. Cada vez son más las expresiones. En Miguel Hidalgo hoy aparecieron algunas narcomantas. Preguntarle muy particularmente, ¿habría que hacerle un llamado a la autoridad, tanto local como federal, para que la sociedad pudiera ser prevenida ante este tipo de expresiones?
LGP: Sí, yo creo que, como se ha hecho en los últimos días con motivo del seminario que se llevó a cabo en los días pasados sobre la política antidrogas del Gobierno federal, creo que esta es una buena ocasión para llamar la atención sobre que la estrategia que se ha llevado adelante en los últimos, yo diría, 30 años, ha sido una estrategia equivocada, que está generando más violencia, más muertos, más inseguridad, y los datos que tenemos de las personas que han perdido la vida sólo en este año tendrían que ser suficientes como para hacer un replanteamiento. Entonces ahí sí hay que hacer un llamado a las autoridades federales para que se piense seriamente en la posibilidad de abordar el problema con una perspectiva más social, con una perspectiva menos de confrontación bélica, y pensar igual con toda claridad si tener al Ejército involucrado en estas actividades ha tenido resultados satisfactorios. Yo creo que la evidencia dice que eso no ha sido así.
P: ¿Darle mayores facultades al Ejército sería la solución, doctor?
LGP: No, de ninguna manera, al contrario. Desde la perspectiva de la Comisión, siempre hemos insistido en que el Ejército ha sido creado y pensado para ejercer funciones que no tienen que ver con la seguridad pública ni con el combate a la criminalidad.
P: ¿Y ante estas expresiones la Comisión no le ha solicitado ningún informe a la Procuraduría capitalina para conocer cuál es el estatus que guarda la ciudad ante este tipo de hechos violentos?
LGP: No, porque no tenemos una queja sobre el tema, dado que se trata de diversas expresiones, digamos, de violencia no tenemos una queja precisa sobre el tema…
P:¿Pero por la preocupación que representa el asunto, doctor? El hecho de estar viendo cada vez mayores hechos vinculados con delitos del orden federal, ¿no sería adecuado que quizá la autoridad le rindiera a usted un informe para ver cómo estamos el resto de la ciudadanía?
LGP: Lo que podemos hacer es sí llamar a la posibilidad de que tengamos una colaboración conjunta para analizar el fenómeno y tratar de hacer algo conjuntamente. No puedo solicitarles información porque estaría fuera del ámbito de mi competencia al no existir una queja precisa que tenga que ver con ese tema. Pero sí coincido contigo en que sí es importante que tengamos una reflexión conjunta sobre cómo se está reflejando ahora el tema de la violencia en el Distrito Federal.
P: Lo que pasa es que no hay claridad, ¿no? O sea, vemos los hechos, pero hasta ahí nos quedamos, no hay una propuesta o un esquema que nos permita ver dónde estamos parados en este momento en la ciudad.
LGP: Así es, yo creo que sí es importante llamar aquí no solamente a la Procuraduría, sino a la Secretaría de Seguridad Pública, al Gobierno de la ciudad en general, a los órganos de gobierno del Distrito Federal y por supuesto a la Comisión, para reflexionar seriamente sobre la necesidad de reducir la violencia. Muchas gracias.